
Dadas las circunstancias mi vida se modifico bastante en este periodo: Ciprofloxacina cada 12 horas, litros y litros de agua, idas al baño en varias tandas hasta lograr vaciar el tanque, dolores, hinchazón, falta de ganas de estudiar para los 3 finales que me quedaban, miedo, miedo, mucho miedo.

Todo empezó con Juan Grande, el cajero mas longevo de la historia de la humanidad: con 70 y pico de años, con la cadera rota, su voz chillona y su saliva está (Al menos hasta que me diagnostiquen a mi que es lo que tengo) primero en el podio de problemitas renales teniéndose que hacer diálisis 3 veces por semana.
La siguió Virginia, la cajera más odiada de la heladería, la perra mas perra de todas, esa que hasta el tono de voz te molesta, que se la da de jefa y te dan ganas de cagarla a trompadas y una vez tirada en el piso apuñalarla con los cucuruchos... Bah esas cosas las dicen los heladeros, yo la conozco de pequeña y conmigo toda la buena onda. En fin yo no se si fue una venganza de los heladeros y le pusieron alguna sustancia en el agua por HDP (entiéndase: Hija de Puta) pero hasta hace 3 semanas no se podía mover de tremenda infección urinaria que tenía.

Y ahora me tocó a mi, Juan Chico, el único cajero que quedaba sano, sin contar a Natalia, la hija de la dueña que (como dijo Virginia cuando le conté mi hipótesis sobre la maldición) ya demasiados problemas tiene con su vida asi que con eso suponemos que es suficiente y la maldicion la va a pasar de largo.
¿Les cabe alguna duda que todo esto estaba escrito? Es como esa película que unos adolescentes se salvan de morir en el avión, pero después se terminan muriendo de a uno. Pero nosotros, en vez de morirnos nos agarran problemas para mear, que sinceramente y con una mano en el corazón no sé que es peor.